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El padre Luis Ernesto Canessín asumirá como nuevo Vicario de Justicia y Presidente del Tribunal Eclesiástico Interdiocesano


El próximo viernes, día en que se celebra la Cátedra de San Pedro, durante la Misa que a las 20 presidirá monseñor Andrés Stanovnik en Iglesia Catedral, tomará posesión de su cargo el nuevo Vicario de Justicia y Presidente del Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de Corrientes, el padre Luis Ernesto Canessín.
El padre Canessín se encuentra incardinado en la diócesis de Formosa, es párroco de Santa Rosa de Lima de Pirané. Es Licenciado en Derecho Canónico por la Facultad de Derecho Canónico de la Pontificia Universidad Católica Argentina, y se desempeña como Juez eclesiástico del Tribunal Interdiocesano de Corrientes, para las causas de nulidad matrimonial, desde la erección de este Organismo el 27 de junio de 2010.
El Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de Corrientes es el Organismo encargado de juzgar las causas espirituales de los fieles que pertenecen a la Región Pastoral del Nordeste Argentino y en él se instruyen en mayor número, los procesos de nulidad matrimonial, causas en las cuales se llevan adelante los casos de aquellas personas cuyos vínculos matrimoniales, podrían estar viciados por algunos de los capítulos de nulidad establecidos por el Código de Derecho Canónico, determinando con ello la inexistencia o nulidad del matrimonio que hasta ese momento se consideraba existente.
La toma de posesión del padre Canessín se concretará ante monseñor Stanovnik, ante quien emitirá la Profesión de Fe y el Juramento de Fidelidad; puesto que el Arzobispo de Corrientes al ser al mismo tiempo, Moderador del Tribunal y miembro del Colegio Episcopal de esta región, es quien delegará en forma vicaria, la potestad judicial en el nuevo Presidente. De la celebración eucarística participarán también algunos oficiales de justicia pertenecientes a las Comisiones Judiciales integrantes de las diócesis de la Región.
Recemos para que la misión encomendada al nuevo Presidente, sea ejercida bajo la luz de la Caridad, como Ley suprema de la Iglesia y para la salvación de las almas.




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