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MONS. ANDRES STANOVNIK

Homilía en la Misa con ocasión del agradecimiento de los bomberos correntinos

Itatí, 12 de junio de 2022

Queridos devotos y peregrinos, venidos de lugares tan diversos pero todos unidos por el mismo amor a nuestra Tierna Madre de Itatí. Ella, como buena madre, es feliz viendo a sus hijos caminando juntos y ayudándose unos a otros. Hoy, de un modo muy especial, porque entre nosotros se encuentran los bomberos de los 47 destacamentos de nuestra Provincia. Ellos están aquí para agradecerle a la Virgen su protección durante las largas y devastadoras jornadas que padecieron durante los incendios. Son conmovedores los testimonios de coraje, de entrega y de servicio que demostraron nuestros bomberos ante el desastre enorme que provocó el fuego en nuestra región. Con ellos queremos agradecer también la generosa ayuda que nos brindaron las dotaciones de bomberos que llegaron de provincias vecinas y la asistencia y colaboración de tantas otras entidades provinciales y nacionales. La palabra que contiene todo lo que queremos decir es gracias.

Cuando el ser humano supera un límite importante en la vida y su corazón no está contaminado por el egoísmo, lo primero que le surge desde lo más profundo de su corazón es la necesidad de agradecer, porque cae en la cuenta de que, en la superación del límite, sucedió algo que va mucho más allá de sus propios esfuerzos. Por ejemplo, en la experiencia de haber nacido y no realizado ningún esfuerzo para lograrlo, la persona siente que la vida es un don, un regalo recibido y que, como tal, no puede hacer de ella lo que se le antoja; o cuando atraviesa una enfermedad, o le nace un hijo, o se le muere un ser querido, y abraza con amor lo que le ha sucedido, experimenta que se le abrieron nuevos horizontes en la vida, que jamás se los hubiera imaginado, y siente que debe agradecer.

¿A quién agradecer? A Dios, que es el autor de la vida y que, además, es quien la restaura después que la perdemos por nuestra negligencia. Dios es Amor, quiere que vivamos felices y para ello nos llama a colaborar con Él. Y para que lo entendamos, no se quedó lejos y desentendido de nuestras desgracias, sino que se acercó de tal manera que nosotros lo pudiéramos entender. La puerta para entrar a ser parte de nuestra historia fue María de Nazaret, quien toda disponible para lo que Dios quisiera hacer con Ella, nos dio a su Hijo Jesús, Dios con nosotros, Camino, Verdad y Vida. Con Él podemos superar todos los obstáculos, hasta los que nos parecen imposibles como es no odiar y perdonar, caminar juntos todos sin dejar a fuera a nadie, tolerar una enfermedad incurable sin perder la esperanza, saber que morimos, pero no para siempre.

¡Qué hermosa y profunda es nuestra fe!  ¡Cómo no amar a la Virgen que puso a Dios en nuestras manos! Hoy la Iglesia celebra la Santísima Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, un solo Dios verdadero. Solo el Amor hace que tres sean uno, sin perder la diferencia de cada uno. Y nosotros fuimos creados a esa imagen y semejanza. ¡Es increíblemente maravilloso! La oscuridad del pecado, el egoísmo humano por el cual nos empecinamos a construir nuestra vida dejando a Dios de lado y, tantas veces, también en contra de Él, no nos permite ver y gozar de la verdad, la belleza y el bien que es el Dios que se nos reveló en Jesús y derramó su Espíritu en nuestros corazones. ¡Cómo no ver su mano bondadosa y protectora en tantos gestos de servicio, de entrega y de amor que hay a nuestro alrededor! ¡Qué bien nos hacen hoy los bomberos que vienen a agradecer el don de la vida y del amor que se manifestó en el servicio y la solidaridad!

La palabra de Dios que hemos proclamado hace referencia a lo que sucede en el interior de Dios y lo que de Él llega a nosotros. La primera lectura del Libro de los Proverbios (cf. 8,21-31), que recoge la sabiduría que Dios fue inspirando a los hombres a lo largo de los siglos, nos transmiten estas palabras que hablan de la vida del amor que hay en Dios: “yo estaba a su lado como un hijo querido y lo deleitaba día tras día, recreándome delante de él en todo tiempo”. Luego, en el Evangelio (cf. Jn 16,12-15) Jesús mismo nos dice que “Todo lo que es del Padre es mío”, dándonos a entender que entre él y Dios su Padre hay una unión plena y un conocimiento total entre ambos, para añadir, finalmente, que de todo eso Jesús nos hace partícipes a nosotros, porque “recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes”. Por eso nosotros sabemos a quién agradecer y por eso también estamos aquí.

Hoy, cuando nos retiremos y regresemos a nuestras casas, en nuestra vida se tiene que notar un cambio, porque el que experimenta en su corazón un profundo agradecimiento, siente la necesidad de devolver el bien que ha recibido. El camino para hacerlo es ponerse al servicio, así como lo han hecho los bomberos en circunstancias difíciles y adversas. Estar siempre al servicio para apagar esos “incendios” que se producen en la pareja, con los hijos, los parientes, compañeros de trabajo, en fin, en la convivencia social, para ser en todo momento hombres y mujeres de bien, pacientes y solidarios, justos y fraternos con todos, buscando siempre que todos caminemos juntos, cuidando especialmente a los más frágiles y desprovistos de lo necesario para vivir una vida digna. Que nuestra Tierna Madre de Itatí nos cuide a todos, nos acompañe y nos sostenga para ser buenos cristianos.

Andrés Stanovnik OFMCap

Arzobispo de Corrientes

 

NOTA:  La derecha de la página, en Archivos, el texto como 22-06-12 Misa en Itatí- Peregrinación Bomberos Voluntarios, en formato de Word.

 

FOTOS: Gentileza Basílica de Nuestra Señora de Itatú y Noticias Itateñas.