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¿Qué una Asamblea? Nuestra Iglesia particular ha recorrido un camino pastoral significativo de comunión y participación diocesanas a los largo de varias décadas, en particular por cuanto se refiere a las reuniones diocesanas. Recordemos el “Encuentro del Pueblo de dios”, que tuvo su primera versión en el año 1989, y luego se continuó realizando a lo largo de los años.
Estos Encuentros, tienen como finalidad orar y reflexionar en las diversas comunidades, grupos e instituciones, sobre alguna prioridad pastoral que propone la Iglesia, y luego compartir esa reflexión en la jornada del encuentro diocesano, celebrar la fe, manifestar juntos la alegría de ser Iglesia, y renovar el compromiso misionero.
En cambio, hoy empezamos a prepararnos para celebrar una Asamblea Diocesana que será la segunda que realicemos. Son encuentros fraternos, en los cuales las diversas comunidades que conforma nuestra Iglesia particular fortalecen y celebran su comunión diocesana y, abiertas al Espíritu Santo, disciernen el camino pastoral diocesano sobre un desafío en particular, que se ha discernido como necesario para ser profundizado.
En la Asamblea se anima a que todo el Pueblo de Dios, fieles laicos, consagrados, diáconos, sacerdotes y obispos, participen activamente cada cual, de acuerdo a sus responsabilidades, en las diversas etapas de preparación. Una vez convocada la fecha de celebración de la Asamblea, participan en ella los delegados de los diversos sectores del Pueblo de Dios, para orar, reflexionar, y elaborar orientaciones pastorales a partir del material de reflexión que se ha aportado durante el período de preparación.
Objetivos:
Evaluar nuestro “caminar juntos” desde la perspectiva de una iniciación a la comunión y misión, a partir de las orientaciones que nos hemos propuesto en la Primera Asamblea Diocesana.
Profundizar la escucha para identificar las fortalezas, debilidades o amenazas, y las oportunidades que tenemos en nuestra Iglesia particular, focalizada en la familia y los jóvenes, en la liturgia y los consejos.
Discernir y elaborar las orientaciones que nos ayuden a promover una Iglesia más sinodal, participativa y misionera, abierta a una mayor escucha y participación de las familias y los jóvenes, la vida litúrgica, y en el ejercicio de los consejos pastorales y de asuntos económicos.
Para pensar
“Aprender a escuchar” es un desafío muy grande, es mucho más que oír. Escuchar es una actitud, un estilo de vida. No siempre se oye, se escucha. Escuchar exige humildad y obediencia para abrir el corazón a lo que Dios quiere y, asimismo, estar dispuesto a recibir la realidad del hermano, de la hermana. Esta disposición es la que me permite discernir en conjunto cuáles son los pasos que debemos dar en nuestras comunidades para ser más acogedoras, participativas y misioneras.
“Y caminar juntos” es posible como gracia que recibimos en la escucha humilde y comunitaria de la Palabra de Dios y la participación en la Eucaristía, que nos fortalece y sin la cual no es posible una Iglesia sinodal. Por eso vemos que es necesario cuidar que nuestras celebraciones sean bellas, creativas, participativas y acogedoras, enriquecidas con los matices propios de nuestra cultura regional, para impregnar “nuestra ciudad de la vida nueva de Jesús y la alegría del Espíritu Santo”.
Si tuviéramos que señalar los temas más importantes de la síntesis diocesana que elaboramos como aporte a la preparación del Sínodo, señalaríamos los siguientes: la escucha, el diálogo, la inclusión y la misión.
Temática
Partiendo de:
La etapa de Escucha del Sínodo de la Sinodalidad
Reflexionando el Documento Conclusivo de la Primera Asamblea “Líneas Pastorales para la Iniciación a la Vida Cristiana”
Escuchar – Discernir – Misionar
Especialmente focalizados en:
La Vida Comunitaria, teniendo preferencial atención a las familias y los jóvenes.
Las Celebraciones Litúrgicas.
Los Consejos parroquiales: Consejo Pastoral y Consejo Económico.
NOTA: A la derecha de la página, en Archivos, se encuentran los materiales que servirán para trabajar en las comunidades.