“…para el nuevo período que empezamos a transitar hacia el Centenario, quisiéramos destacar la vocación misionera del discípulo que se encontró con Jesús. Para ello, en este tiempo, nos proponemos orar, reflexionar y vivir nuestra vida y compromiso cristiano desde la misión”. (Carta que inicia el tercer año del Trienio hacia el Centenario)
El miércoles 16 de julio de 1980 el Cardenal Juan Carlos Aramburu, después de la procesión, proclama solemnemente el título que el Papa Juan Pablo II concede al Santuario de Itatí: Basílica Menor.
El entonces arzobispo de Corrientes, Mons. Jorge Manuel López, solicitado en nombre de todo el nordeste el Título de Basílica para el Santuario. El Papa Juan Pablo II firma el decreto de proclamación el 19 de febrero de 1980 en el que encontramos los fundamentos: “por la majestad de dicho templo y de su arte”, “el amor y el culto que los fieles tributan a aquella benditísima Madre”.
Sería útil -para nuestra reflexión- recordar el contexto en el que se da y se vive en 1980. La Argentina católica centraba la vida espiritual y pastoral en la celebración del IIIº Encuentro Mariano Nacional que se realiza en Mendoza del 8 al 12 de octubre. El encuentro había sido anunciado por el episcopado argentino el 8 de diciembre de 1978. Después de dos años de preparación el país vive todo el 1980 como AÑO MARIANO NACIONAL con el lema A Cristo por María.
En la Arquidiócesis de Corrientes se vive en aquellos años LA MISIÓN MARIANA que consistía en: la visita de la imagen peregrina de Itatí a todas las comunidades; y la visita domiciliaria de los misioneros con una pequeña imagen de la Virgen y una cartilla con un mensaje para compartir. Tiempo después, ya en 1980, como adhesión al Año Mariano Nacional y como gratitud por el Título de Basílica concedido al Santuario, se decide la primera Peregrinación de los jóvenes del NEA para septiembre. Y culminando el año, se decide levantar un monumento a la Patrona de Corrientes en la rotonda-cruce Ruta Nº 12 e Independencia y Ruta Nº 5; hoy lo conocemos, sencillamente, con el nombre de la Rotonda de la Virgen de Itatí.
El año que viene, cuando estemos celebrando el Centenario de la diócesis, se estarán cumpliendo los treinta años de todo lo mencionado. Traer a la memoria lo que la providencia nos permitió vivir, puede ser un aporte importante para profundizar el sentido de gratitud y para brindar un contenido más al espíritu que ha de movernos durante la celebración del Centenario.
El Papa Juan Pablo II concluye el documento por el que concede a Itatí el privilegio de Basílica: Abrigamos la firme esperanza de que el nuevo honor tributado a la Santísima Virgen María acreciente en los corazones el amor y la gratitud hacia la Madre de Dios.
¡Quién mejor que la Virgen María nos ayudará a crecer en el discipulado y en nuestra vocación misionera! ¡Qué Itatí, pulmón espiritual del NEA, nos motive a vivir nuestra misión evangelizadora! (Colaboración: padre Ramón Billordo)