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Peregrinación Arquidiocesana al Santuario de Itatí en Tacuarembó

"Hacer una peregrinación, será una señal de que la misericordia es una meta alcanzar que requiere compromiso y sacrificio"
(Papa Francisco )


Al celebrar los 400 años de la fundación del pueblo de Itatí, y considerando la tradicional y viva movilización de fe que caracteriza a todo nuestro pueblo creyente, se llevará a cabo un viaje-peregrinación al Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Itatí en Tacuarembó, República del Uruguay.
Comprendiendo el sentido de fe que se manifiesta en cada peregrinación como acontecimiento de fe, cultural y religioso, realizado de manera ininterrumpida cada año, marcando una tradición en materia religiosa y una gran convocatoria en cada edición, quedando exhibido los antecedentes culturales, históricos y las costumbres que conserva nuestra feligresía católica. Es así que adquiere una importancia capital este Camino a Tacuarembó, donde se venera a la Tierna Madre de Itatí desde los albores de la hermana patria del Uruguay.
La devoción hacia la Virgen de Itatí, se sabe, se ha extendido más allá de los límites de Corrientes y del país. Desde hace muchos años, en la hermana república del Uruguay, en la diócesis de Tacuarembó, miles de fieles la honran en su Santuario, ubicado en Villa Ansina. Hasta allí, al celebrarse los 400 años de su amor y protección, desde “su reino Corrientes, su trono Itatí”, una delegación, encabezada por el Arzobispo, monseñor Andrés Stanovnik, visitará a los fieles uruguayos para acercarles una especial bendición mariana.
En Villa Ansina, luego de ser recibidos por el párroco Gastón Núñez, además de compartir la celebración eucarística, los correntinos tendrán un encuentro con el Obispo de Tacuarembó, monseñor Julio Bonino; y participarán de eventos culturales donde se compartirá parte de la historia de la devoción hacia la Virgen de Itatí que hermana a uruguayos y correntinos.
Integrarán la delegación de peregrinos correntinos, sacerdotes y un diácono, fieles del pueblo de Virgen, integrantes de la Comisión Arquidiocesana de Fe y Cultura, y laicos referentes de distintas áreas pastorales.
  De belleza incomparable
La réplica de la Virgencita de Itatí que está en Villa Ansina, como la original de Corrientes, tiene los gestos y los símbolos de la Inmaculada Concepción.
La contemplamos sin el niño en los brazos, con las manos juntas sobre el corazón en actitud de recogimiento, expresión de la unidad de la persona. En esta imagen hay algo especial en su ropa. La antiquísima tradición de vestirla con trajes de tela expresa la convicción de que María es una persona viviente representada en una imagen.
El vestido blanco simboliza su virginidad y su pureza.
El manto azul, que es el color del cielo, simboliza su elección para ser Madre del Hijo de Dios.
La mantilla de encaje sobre la cabeza simboliza al Espíritu Santo que la cubrió con su sombra en el momento de la Encarnación.
La corona de plata que ciñe su cabeza hacen de ella una Reina, aquella que recibe parte de la soberanía absoluta y única del Rey de Reyes y Señor de Señores: Jesucristo.
Las estrellas que rodean la corona la identifican con la mujer del Apocalipsis que apareció en el cielo coronada por doce estrellas que representan a los doce apóstoles.
María es la Madre de la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica. La imagen pisa una luna en creciente que es signo del triunfo de la Inmaculada sobre la oscuridad y el pecado.
Además María es como la luna que no tiene luz propia, Ella refleja la luz de su Hijo Jesucristo, sol de Justicia.
Luce también, una estrella ya que María es la Estrella de la Evangelización, como le gustaba invocarla a Juan Pablo II: ”María, Estrella de la primera y de la Nueva Evangelización… que Ella nos ayude a anunciar a Jesucristo ayer, hoy y siempre”.

El Santuario
El Santuario de la Virgen de Itatí de Villa Ansina, como todo santuario, es un lugar sagrado hacia donde se encaminan muchos peregrinos. Allí, en el “lugar cercado y sagrado”, se produce un encuentro del peregrino con una historia en la que Dios se ha manifestado. Luego de ese encuentro, el peregrino regresa fortalecido en su identidad ya que ha reforzado sus lazos con una historia que le da sentido a su vida.
El Santuario se transforma así en un hito que orienta el caminar del pueblo sobre la tierra en la que le ha tocado vivir.
La fiesta de la Virgen de Itatí en Uruguay se celebra en fechas próximas al segundo fin de semana de diciembre.

La obra Don Orione en Tacuarembó
El 6 de marzo de 1998 llegaron a Tacuarembó dos religiosos de la Obra Don Orione, el padre Miguel Berriel y el hermano Roberto Vera, con la misión de fundar una nueva comunidad. El Obispo, monseñor Julio Bonino, los recibió en su casa. Mientras elegían el lugar para la nueva fundación se pusieron en contacto con la realidad de la Diócesis y con su historia. Fue entonces, que con muchísimo asombro y alegría, descubrieron la hermosa historia de la presencia de la Virgencita de Itatí en estas tierras.
El mismo Don Orione durante su estadía en Argentina se hizo cargo del Santuario de la Virgen de Itatí en la provincia de Corrientes. Llegó a Itatí el 27 de junio, desde entonces sus hijos son los custodios de la Virgencita de Itatí.
Siguiendo a su fundador, el 12 de julio de 1998 los religiosos de Don Orione pusieron sus tiendas en Villa Ansina. Por esta razón, como en Itatí, también en Ansina, ellos son los custodios de esta Virgencita y de su historia.

Historia de una misma devoción
En la desembocadura del arroyo Yaguarí, que en guaraní significa arroyo de las fieras, sobre la margen izquierda del Río Paraná, a unos seis kilómetros del actual pueblo Itatí en la provincia argentina de Corrientes, estaba ubicada la aldea precolombina de aborígenes guaraníes llamada Yaguarí, cuyo jefe era el cacique Yaguarón.
En marzo de 1528 llega al lugar el Padre Francisco García que era capellán de la tripulación de Sebastián Gaboto, quien le dio a esa población el nombre de Santa Ana. Luego, mediante la obra evangelizadora de los Padres Franciscanos, comenzó y se desarrolló el culto a una imagen de la Inmaculada Concepción. La reiterada aparición de esta misma imagen en "Itatí”, que significa punta de piedra, hizo que los pobladores del Yaguarí se trasladaran a ese lugar.
Con los guaraníes del Yaguarí y con otras seiscientas familias que trajo el santo mártir Roque González de Santa Cruz, fray Luis de Bolaños fundó el 7 de diciembre de 1615 el “Pueblo de los indios de la Pura y Limpia Concepción de Itatí”.
Con los guaraníes misioneros llegó a Tacuarembó la Virgen de Itatí. El primer testimonio que encontramos es del P Jaime Ros: “El General Fructuoso Rivera, llevaba en su ejército una pequeña imagen de dicha Virgen que quedó en posesión de una humilde familia…”.
Otro testimonio es el de Ramón González: “¿Cómo vino a Tacuarembó la Virgen de Itatí, la Virgen Misionera? Vamos a decirlo; después de la reconquista de los pueblos de Misiones, situados en la margen izquierda del Río Uruguay, el General Fructuoso Rivera, al verse obligado a retirarse de allí en cumplimiento del tratado celebrado entre nuestro Gobierno y el Gobierno Brasileño, se trajo consigo a todas las familias misioneras de las poblaciones conquistadas, estableciéndose cerca de la barra del Río Cuareim, donde fundó la Colonia Bella Unión. Producidas en el año 1832, la sublevación de la Colonia, esta fue arrasada y sus componentes dispersos en todas direcciones. Uno de estos componentes, Doña Brígida Albano, bisabuela de Anastasia Zanit, fue quien trajo a Tacuarembó a la Virgen de Itatí”.
Estos testimonios coinciden con lo sucedido en 1828 y que el Prof. Oscar Padrón Favre define como "el gran éxodo guaraní – misionero” con el que entraron al territorio Oriental entre 3000 y 8000 personas (según distintos testimonios) de origen guaraní misionero en su gran mayoría. “El Éxodo de varios miles de indios que abandonaron las antiguas misiones acompañando a Fructuoso Rivera y se radicaron en momentos en que nuestro país nacía.
….Según las investigaciones realizadas por el Prof. Ernesto Michoelsson, en 1833 ya encontramos afincados con chacras en los alrededores de San Fructuoso a los Guaraníes Manuel Cairé, Félix Arayé y Lorenzo Pani.
La marcha de los guaraníes durante su éxodo hacia el sur fue como una gran “procesión presidida por los ancianos que llevaban los santos principales”. Entre estos Santos principales o patronos estaba la Pura y Limpia Concepción de Itatí que fue venerada en Tacuarembó.
El padre Jaime Ros dejó un valioso testimonio del culto que recibió: “Los que peinamos canas podemos certificar que esta imagen era popular en nuestra campaña y que era reclamada frecuentemente para ser velada en distintos lugares, donde cubierta de cintas y circuida de luces y flores se les hacía presidir las fiestas organizadas en su obsequio, que terminaban generalmente en baile a la usanza prístina”.
También Ramón González fue testigo de dicho culto: “Era costumbre antiguamente y no sé si aún subsiste que cuando la gente moza se quería divertir se buscaba el pretexto de la Virgen de Itatí, se la iba a buscar y se organizaba un velorio en alguno de los ranchos de los alrededores del pueblo, en los cuales so pretexto de velar a la Virgen de Itatí se bailaba o se jugaba a las prendas o alguna cosa por el estilo., una vez en una casa, otra vez en otra”.
La Virgen recibió un culto al estilo guaraní: velorios y fiestas que se prolongaron hasta 1935 donde la imagen original fue arrebatada de Tacuarembó. Por estas razones la Virgencita es llamada India y Gaucha.

FUENTE: Página de la Conferencia Episcopal de Uruguay: http://iglesiacatolica.org.uy/

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