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Monseñor Andrés reflexionó sobre el sentido de la Navidad


Durante la presentación de las propuestas que ofrecerá este año Ñande Navidad Correntina Poraité, el Arzobispo, hizo algunas reflexiones sobre la importancia de la Navidad para los cristianos y su incidencia en la vida cotidiana. Aseguró el amor de Dios se manifiesta en todo su esplendor en Jesús; y que celebrar su nacimiento es transversal a todos los aspectos de la vida del hombre, tanto en la política, la economía y la vida social. De no ser entendida de esta manera, dijo, no merece la pena celebrar la Navidad.

Entre otras frases de monseñor André Stanovnik sobre la Navidad, resaltamos algunas, que servirán para reflexionar en este tiempo de Adviento, que invita a los cristianos a prepararse adecuadamente para celebrar la natividad del Niño Dios.

“Cuando se habla de Navidad, no estamos hablando de un mito, sino de una realidad que para los cristianos tiene incidencia en todos los aspectos de la vida y de la convivencia humana. Incide en la familia, en la convivencia social, se hace cultura, incide en la política, en la economía; y si no incide en estos aspectos, no vale la pena celebrar la Navidad, estamos perdiendo tiempo”. A lo que agregó, a modo de propuesta de reflexión: “Preguntemos cada uno, cómo respondemos este misterio de la Navidad, cómo incide en la vida política de una sociedad, de una comunidad como la nuestra, cuáles son las consecuencias, en qué incide culturalmente, qué importancia tiene en la vida de una pareja, de una familia. Si no tiene ninguna incidencia, no perdamos tiempo”.

Para el Arzobispo, “los creyentes estamos convencidos de que tiene una incidencia fundamental, no es lo mismo vivir la vida a partir de este misterio de Dios con nosotros, que vivirla sin él. Cambia totalmente el sentido de toda nuestra vida”.

En otro momento de la presentación, monseñor Stanovnik describió cómo la presencia de Jesús, hecho hombre en la historia, muestra al hombre la magnitud del amor misericordioso de Dios. en esa línea, enfatizó en el hecho de que “Jesús que es un hombre histórico, no es un mito, nació, vivió en Palestina, en el Siglo primero, y esto, teniendo en cuenta que a partir de su nacimiento todo el mundo cristiano comienza a contar los años. De él hay testigos a de su nacimiento, de su vida, de su mensaje y, sobre todo, del final de su vida. De esto hay testigos, no hay dudas de que este hombre existió. Ningún historiador serio duda de su existencia.

“Están los evangelistas, pero hay fuentes extra bíblicas, como los cronistas romanos, que dan cuenta de la existencia de este hombre y de su muerte violenta. Los creyentes y los primeros testigos de la fe de este acontecimiento que parte de la presencia de Jesús, también, son testigos de su resurrección”.

Y agregó, “ahí comienza la fe, este hombre nos vino a decir quién es Dios. Pero lo vino a decir desde adentro, es decir, con su mensaje, sus palabras, lo salió de su corazón, sus gestos nos hablan de quién es Dios. Nadie da lo que no tiene, y él, nos dio con su vida el amor de Dios”.

Al hablar sobre la misericordia de Dios que Jesús vino a manifestar, el Arzobispo aseguró, que “si nosotros queremos saber cómo es la misericordia de Dios, cómo la siente, cómo la vive, cómo la ejerce hacia nosotros, tenemos que llegar a Jesús. Y en Jesús nos damos cuenta que realmente la misericordia de Dios se derrama abundantemente sobre nosotros”.

En este sentido, desarrolló la idea de que “el nacimiento de Jesús significa que Dios, en su infinita misericordia, precisamente, en Jesús, se puso en el lugar nuestro. No solamente a lado como alguien extraño, sino como un hermano que carga sobre sí mismo la condición humana con todas sus limitaciones, con todo menos el pecado. Porque el pecado no lo rozó, sino que él lo sepultó. Es decir, él se hizo pecado, cargo sobre sí mismo todas las consecuencias del pecado. Es extraordinaria la misericordia de Dios hasta dónde llega, hasta qué extremo”. Ya afirmó, “realmente el amor de Dios hecho misericordia es impresionante”.

En esta Navidad, expuso monseñor Stanovnik, que “lindo sería que también nosotros nos dejemos invadir por esta misericordia de Dios al contemplar el misterio del pesebre y vivamos una Navidad misericordiosa, o dicho en otros términos, una navidad solidaria”. Y puntualizó, “demos de lo que tenemos, es decir, demos aquello a lo que nos hemos abierto, aquello que hemos recibido compartámoslo con los demás. Hemos recibido y fuimos objeto de la misericordia de Dios, seamos entonces misericordiosos”. Y resaltó que “Dios fue extramente solidario con nosotros, seamos solidarios con nuestros hermanos. Misericordia, solidaridad, amor al prójimo siempre significan cercanía. Navidad es cercanía de Dios con nosotros”.

Por eso, afirmó, “Navidad Poraité, tiene que ser cercanía, sobre todo al más necesitado. Es bueno preguntarnos en esta Navidad quién es la persona, la familia, tal vez el pariente o la familia del barrio, necesitada que reclama que yo le dé de lo que recibí”. Y pidió, “que de nosotros no salga indiferencia, ni tampoco insensibilidad u otro tipo de basura. Ojala que compartamos esto maravilloso que los cristianos experimentamos de Dios derramando misericordia en nuestras vidas”.


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