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Los obispos de la Región NEA están reunidos en Posadas

“Cuaresma: Tiempo de Progresar en la Fe y en el conocimiento de Jesús”


  En la noche del domingo, se llevó a cabo la misa de apertura de la Reunión Extraordinaria del Nea de Obispos y Arzobispos. La celebración fue presidida por monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de la diócesis de Posadas; estuvo acompañado por monseñor Santiago Damián Bitar, obispo de Oberá; monseñor Adolfo Canesin, obispo de Goya; monseñor Andrés Stanovnik , arzobispo de Corrientes; monseñor Alfredo Duz, arzobispo de Resistencia; monseñor José Vicente Conejero, obispo de Formosa; monseñor José Macín, obispo de Reconquista; monseñor Gustavo Montini, obispo de la diócesis de Santo Tomé, y monseñor Hugo Barbaro, obispo de San Roque (Saenz Peña).
Durante la celebración la homilía estuvo a cargo de Monseñor Adolfo Canesin, obispo de Goya. Quien hizo un llamado a reinventarnos como cristianos, siendo más profundos en la búsqueda que en la cuaresma pasada.
La reunión extraordinaria continuará durante toda la semana, y se espera la presencia de los 11 obispos, pastores de todas las diócesis de la región NEA. Esta reunión tiene como fin delinear trabajos en conjunto, realizando análisis de las cuestiones de cada diócesis, buscando criterios de formación, de evangelización y trabajo en conjunto de manera regional.

Compartimos algunos fragmentos de la homilía:

“Estamos muy contentos iniciando este tiempo Santo de la cuaresma, un tiempo muy especial que nos prepara, con su pedagogía y con sus simbologías especiales.

La Cuaresma es un tiempo que nos prepara para vivir oportunamente este tiempo de la semana santa. Esta es la semana más importante de los cristianos, justamente porque es el misterio más profundo de los cristianos.

La iglesia en su pedagogía de madre nos fue dando herramientas y fue acomodando todo. Ella nos dio 40 días, como toda mamá para estar preparados y precavidos.

Una metáfora para entender esto es como cuando tenemos que jugar un partido de fútbol angau, te preparas así nomás. Pero cuando tenés que jugar la final del mundo, te preparas con todo. La semana santa es eso y la Cuaresma nos sirve para eso.

La semana santa es el gran acontecimiento del año, pero para poder vivirla tenemos que adentrarnos en estos 40 días.

En la Iglesia que es padre y madre. Padre protector y compañero y Madre precavida y con los brazos abiertos.

Por otro lado si nos ponemos a pensar, el número 40 aparece varias en la Biblia, 40 días de lluvia, 40 años en el desierto, 40 días de Jesús en el desierto, etc . Es bueno que veamos que el trasfondo bíblico es el que nos sugiere una dinámica de preparación, de crecimiento y de progreso. Es bueno que año a año, con la cuaresma vayamos progresando en el crecimiento del conocimiento de la fe y de la persona de Jesús.

Tenemos que recordar que las practicas cuaresmales existen y estás nos ayudan a progresar. Es bueno que nos planteemos que esta cuaresma no la vivamos como vivimos la del año anterior, sino que vayamos progresando. La vida es un progreso.

La oración, tiene que tener un progreso, tiene que ser de mayor cantidad y de mayor intensidad. Personal, clerical, en familia, una oración centrada en la escritura, que nos ayude a progresar en el conocimiento de Cristo y en sentirlo parte de nuestra vida.

Por otro lado el ayuno no solo de abstenernos de algo, de comer algo, ayunar de vivir en conformidad con lo que tenemos. Este misterio del ayuno también lo vamos contemplando.

Además la Limosna y la caridad, que no es dar lo que nos sobra, sino que es darnos a uno mismo, entregando… porque el que da la vida, se termina dando a uno mismo y eso es progresar en la fe. Además es importante que nos acordemos que quien dona su vida, en realidad la gana.

Es maravilloso ver cómo según la pedagogía de la Iglesia, se han ordenado los textos bíblicos para ayudarnos a prepararnos en este tiempo. Esto nos permite progresar en el conocimiento, traducirlos en una adhesión al conocimiento con nuestras vidas y como lo vamos llevando en lo cotidiano.

En la vida de cada uno, uno refleja el conocimiento que tenemos del Señor, cuanto lo conocemos y cuanto lo tenemos presente. Es importante que haya una correspondencia con lo que creemos, lo que somos y lo que hacemos. Tenemos que pedirle al Espíritu que nos acompañe no caer en la monotonía, en las costumbres. Lo ideal es que el progreso del conocimiento de la vida de Jesús, se traduzca con lo que vivimos a diario.

Como tarea tendremos que ir adquiriendo la forma de este Señor que vamos conociendo en los demás. Pedirle a Jesús que como él, nos dejemos guiar por el Espíritu.

Jesús fue guiado por el espíritu, llevado al desierto. Un desierto del encuentro consigo mismo, un encuentro con un hombre desnudo y expuesto. Vacío, sin nada. El señor se adentró. Qué lindo que nos adentramos en este desierto cuaresmal. Jesús fue tentado y él cómo es conocedor de la palabra se sujetó a ella y la siguió peleando, no abandono. Qué bueno que podamos hacer lo mismo, y busquemos seguir progresando. Qué bueno que nosotros podamos vencer la tentación. Porque cuando pase esto, si estamos siendo guiados por el Espíritu, difícilmente seremos confundidos.

Además es bueno recordar que toda tentación es una ocasión para manifestar nuestra fidelidad al Señor y para pensar que si sucumbimos, esa es una oportunidad para trabajar en nuestra humildad y reconocernos pequeños y pecadores, es una oportunidad para dejar que se manifieste la grandeza de su amor.

Démosle Gracias al Señor por estar en este tiempo. El Papa Francisco, nos dio una tarea para el hogar, nos dejó una carta , hay que leerla porque no tiene desperdicio. “La palabra es un don. El otro es un don”, ojala podamos entender que en la palabra está el don, recemos para que el espíritu nos movilice y entremos en el desierto cuaresmal, para que en esta cuaresma podamos vivirla mejor que el año pasado, para que podamos progresar en el conocimiento del Señor. Aprovechemos de verdad este tiempo, para hacer la experiencia de morir y resucitar con él. Colocando nuestra vida en él y con el misterio, pero con el don constante de aprender. Hacemos un propósito personal de invocar al espíritu del silencio. Tomar de manera real las prácticas cuaresmales. Ayuno, oración y limosna y con ellas tratar de conformar al Señor que tanto nos dio”.
FUENTE: Radio Tupambaé




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