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El Arzobispo presidirá la ceremonia de Confirmación de siete detenidos en el Penal


Desde hace más de 30 años, en la Arquidiócesis, la Pastoral Penitenciaria realiza una humilde y silenciosa labor en las cárceles acercando a los hermanos privados de su libertad la Palabra de Dios y ofreciendo acompañamiento y contención. Con mucha alegría, los integrantes de este grupo que visita semanalmente el Penal Nº 1, tendrán este jueves una fiesta en la que siete detenidos recibirán el sacramento de la Confirmación. La ceremonia será presidida, a las 16, por el Arzobispo en la capilla San Dimas.

Elvira “Chiquita” Ramírez de González y Elvira Jaime, son las catequistas que han preparado a estos siete hombres que mañana harán su reafirmación a la fe cristiana. Quienes recibirán los sacramentos son personas de distintas edades, entre 25 y 65 años. Ellos pertenecen al grupo que semanalmente participa de los encuentro de la Pastoral y de la misa, que cada viernes, se celebra en el Penal.

Con orgullo y una alegría, ambas mujeres cuentan que los futuros confirmados esperan con mucha ansiedad esta celebración. Se prepararon durante varias semanas con catequesis para ese día. Los entusiasma también que será el propio Arzobispo quien irá por ellos hasta el Penal a presidir la ceremonia.

La propuesta de la catequesis se hizo para todos los que participan de los encuentros de la Pastoral, y fueron ellos siete los que se decidieron. Las actividades habitualmente se desarrollan en la capilla del Penal que se llama San Dimas. Ellos prepararan el templo para las misas de los viernes y elaboran los guiones de la celebración.

Sobre su experiencia en esta Pastoral, Chiquita que lleva 15 años realizando esta generosa labor, asegura que es sumamente satisfactoria, a ella la hace sentirse plena, feliz y útil. Reconoce que ha tenido sin sabores, desilusiones ante jóvenes que creía habían encaminado su vida y al salir volvieron a delinquir. Pero, rescata y se queda con las decenas de vidas que ha visto enderezarse y abrazar la fe.



Ella mantiene contacto con algunos de los detenidos que ya están en libertad. Así cuenta como acompañaron a un joven cuando se iba a casar, no sólo ayudándolo con el traje y otras necesidades, sino también, compartiendo con él la ceremonia. Otro de ellos, radicado en otra provincia, se comunica frecuentemente y le cuenta cómo colabora en la Pastoral Penitenciaria donde vive, porque sabe lo bien que le puede hacer a otro, como le hizo a él.

Por su parte, Elvira asegura que sólo Dios sabe por qué la puso en esta misión, que nunca se imaginó que podría “servir para esto”. Pero que es enriquecedora la tarea y es ya una parte de su vida. Ella destaca como los privados de su libertad valoran el tiempo que ellas les dedican. Asegura que “sólo necesitan ser escuchados, sentirse acompañados, que se les de importancia”.

Ambas saben y conoce muy bien lo difícil que es el ambiente en un Penal, tanto para los detenidos como para los agentes penitenciarios. Pero eligen quedarse con lo que se puede hacer, prefieren ver el vaso lleno, sin esperar nada a cambio. Su profunda fe en Dios las mantiene firme, convencidas de ofrecer su tiempo y su corazón a esta misión. Ellas, aseguran encontrarse con el rostro de Jesús en cada uno de los detenidos que se acercan.

Al hablar de la Pastoral Penitenciaria en la Arquidiócesis, es imposible no mencionar a Irma Silvestrini, una de sus iniciadoras e impulsoras, quien durante muchos años llevó adelante este servicio. Actualmente, hay grupos que visitan regularmente no sólo el Penal Nº 1 sino también la cárcel de San Cayetano, la Granja Yatay, el Instituto Pelletier, la Gendarmería y el sector de detenidos del Hospital de Salud Mental San Francisco de Asís.

FOTO: Es la imagen de San Dimas, el buen ladron, que preside el altar de la capilla del Penal.

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