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La Arquidiócesis celebrará las Bodas de Oro sacerdotales del padre Héctor Sena


“Tú eres Sacerdote para siempre, mediador entre Dios y los hombres” dice una canción cantada cientos de veces en las celebraciones litúrgicas. Habla de la entrega y consagración de vida que cada hombre hace al Señor cuando recibe el ministerio sacerdotal. De esa íntegra disposición del corazón sabe, y mucho, el querido padre Héctor Sena, quien el próximo 21 de diciembre celebrará sus Bodas de Oro sacerdotales.
La celebración se hará, junto a sus hermanos sacerdotes y fieles de toda la Arquidiócesis, en la Iglesia Catedral. A partir de las 19, habrá un espacio de adoración eucarística para pedir al Señor por la vida y el ministerio del padre Héctor. A las 20, presidida por el Arzobispo, se oficiará la Santa Misa de acción de gracias.

Historia de vida
El padre Héctor, hijo de Augusto Paz Sena y María Emilia Eusebio, nació el 21 de mayo de 1942, en Alvear. Se bautizó en Santo Tomé, en la parroquia Inmaculada Concepción por el padre Nicolás Zoldi. Realizó sus estudios en la Escuela Normal “Profesor Víctor Mercante”.
Inició su formación presbiteral en el Seminario de La Plata, cuando aún estaba vigente el rito anterior a la reforma realizada por el beato Pablo VI para la consagración de sacerdotes. Es por ello que en su legajo eclesial figuran las llamadas “primeras tonsuras” (distinción, marca, señal de que fue elegido para el camino sacerdotal), en 1965. Así también, el Ostariado (que ya no se usa) y Lectorado los recibió el 20 de marzo de 1965; mientras que el subdiaconado (tampoco se usa en la liturgia presbiteral) lo recibió el 17 de diciembre de 1966 y el diaconado, el 18 de febrero de 1967.
Por la oración de la Iglesia y la imposición de manos de monseñor Francisco Vicentín, fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1967, en la Iglesia Catedral. Eligió en ese entonces como lema una frase del evangelio de San Juan, “Para que el mundo crea”.
Entre las tareas pastorales que desarrolló a lo largo de estos cincuenta años, se pueden mencionar la de secretario canciller, en 1968; fue capellán del Hospital Vidal, Consultor diocesano en el año 1982. Además, fue miembro del Consejo Presbiteral en el año 2002 y del Consejo de Consultores en el año 2009.
Arraigado profundamente en su querida Caá Catí, allí vive desde su retiro, ya que fue párroco de Nuestra Señora del Rosario desde 1973 hasta el 2009.
Celebraciones de Oro
Las celebraciones de tan importante aniversario, no sólo en su vida si no también de toda la Iglesia por su testimonio de fidelidad, tendrán varios momentos. A la celebración del 21 de diciembre en Catedral, se suma una que hace poco vivió en el Seminario de La Plata con quienes fueron sus compañeros de formación. Además, habrá misas de acción de gracias, el 16 de diciembre en Alvear, pueblo donde nació; y el 17 en Santo Tomé, donde fue bautizado.
Y por supuesto, en su Caá Catí, comunidad a la que le dedicó más de 40 años de su vida y donde hace décadas en cada novena patronal guía el Rosario de la Aurora cada mañana, habrá festejos el 7 de enero.
Hace algunos días, en el medio de Caá Catí, Redes Sociales dijo: “yo quiero seguir sirviendo, y quiero morir con las botas puestas, aunque yo no tengo apuro”.
Tras una larga vida dedicada al Señor y a los hermanos, tantas experiencias vividas, algunas difíciles, tristes, y tantas otras llenas de gracia y alegría, el padre Héctor renueva su sí al Señor y en esta celebración, elige como lema: “La Virgen María dijo: “Mi alma canta la grandeza del Señor y mi Espíritu se alegra en Dios, mi Salvador”. Un resumen real y cabal de su vida puesta en manos del Señor.



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