PRENSA > HOMILÍAS

BUENOS AIRES, 1 DE OCTUBRE DE 2019

Saludo a la Comunidad parroquial de Santa Teresita del Niño Jesús

Envío este cordial saludo a toda la Comunidad parroquial de Santa Teresita del Niño Jesús, al Pbro. Antonio Silva, párroco; al diácono Javier Vicentín; a las Hermanas Terciarias Capuchinas; a la Comunidad educativa, que también está bajo advocación de esta admirable y joven santa; y a Mons. José Billordo, a quien agradezco la atención de presidir la Eucaristía. Lo hago de este modo, porque la recuperación de mi salud aún no me permite acompañarlos personalmente, como lo hubiese deseado.

Pienso con ustedes en esta admirable santa y me viene a la mente lo que dijo el papa Francisco sobe el combate espiritual, del cual Teresita fue una combatiente fuera de serie, una luchadora gigante contra el demonio y la mentalidad mundana, a pesar de la fragilidad y limitaciones que le imponía su salud física. Ella, aún jovencita, descubrió el secreto para ser feliz y ganadora en la batalla contra el mal.

Ella sabía bien que el espíritu del mal “Nos envenena con el odio, con la tristeza, con la envidia, con los vicios. Y así, mientras nosotros bajamos la guardia, él aprovecha para destruir nuestra vida, nuestras familias y nuestras comunidades, porque «como león rugiente, ronda buscando a quien devorar» (1Pe 5,8)” (Gaudete et exultate n. 161).

La defensa en la que confió Teresita toda su vida la aprieta entre sus brazos cubiertos de rosas. Él es la lluvia de rosas que ella prometió poco antes de morir. La cruz de Jesús fue para ella la fuente y la inspiración para amar a Dios y al prójimo, en las cosas diarias y sencillas de la vida, sobre todo aquellas que más le costaban.

Santa Teresita nos enseña que podemos vivir nuestro cielo en la tierra haciendo el bien a los que nos rodean y jamás devolviendo mal por mal. Actuar con bondad siempre, buscando lo mejor para los demás, aunque los otros nos rechacen. Esta es una manera simple y concreta de vivir el cielo en la tierra y de tener la seguridad de alcanzarlo al concluir nuestra vida.

Hoy iniciamos el Mes Misionero Extraordinario que decretó el papa Francisco para toda la Iglesia. Nosotros nos hemos venido preparando desde el inicio del año con el lema: Junto a la Cruz y la Virgen, bautizados y enviados, y lo celebraremos con el XXIIIº Encuentro del Pueblo de Dios el próximo 14 de octubre en Itatí, jornada a la que estamos todos invitados.

En la cartilla con la iniciábamos esa preparación decíamos “¡Que nadie se sienta excluido de esta convocatoria! Incluyamos a los niños, adolescentes y, sobre todo a los jóvenes, y brindémosle un lugar activo en la oración, reflexión y acción misionera; invitemos a los ancianos y a los enfermos a unirse a esta renovación misionera con su oración y el ofrecimiento de sus límites y sufrimientos”. Hoy los invito a encomendar a Santa Teresita del Niño Jesús nuestro próximo Encuentro del Pueblo de Dios.

Mientras me confío a sus oraciones y les aseguro las mías, y esperado verlos pronto, suplico por intercesión de nuestra Santa Patrona la bendición sobre todos ustedes, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

†Andrés Stanovnik OFMCap

Arzobispo de Corrientes


ARCHIVOS - Archivo 1