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MONS. ANDRES STANOVNIK

Palabras de introducción a la Misa en honor de la Virgen de Itatí

Itatí, 9 de julio de 2020

Muy queridos peregrinos y devotos de la Virgen de Itatí. Es un placer saludar a los pocos que tenemos el privilegio de estar aquí, en el santuario de nuestra Madre, y a los muchos que tienen la gracia inesperada de participar desde sus hogares. Me complace saludar también a la comunidad de los padres de Don Orione que sirven en este santuario y, en particular, a nuestros queridos hermanos y hermanas del Pequeño Cottolengo Don Orione, que siempre nos acompañan en nuestras celebraciones desde la primera fila de bancos del santuario, y extiendo mi afectuoso saludo también a los que están con ellos y los cuidan.

Todos estamos más o menos disgustados por no poder peregrinar a Itatí y dejar en el corazón de nuestra Madre tanta gratitud que necesitamos expresarle y, a la vez, descargar en sus brazos maternales la angustia y contratiempos que traemos en la mochila de nuestra vida, sobre todo en estos últimos meses. Pero, al no poder estar aquí, estemos seguros que Ella peregrina hasta donde está cada uno de ustedes. Ella nos anima a dejar atrás la decepción de no poder estar con Ella en el santuario, y nos invita a realizar una peregrinación interior, espiritual, en familia o en grupos reducidos, dadas las restricciones sanitarias que nos impiden llegar hasta su Casa como lo hacíamos todos los años para esta fecha.

Y antes de prepararnos para recibir el perdón de nuestros pecados y disponernos a proclamar la Palabra de Dios, para participar luego de la comunión eucarística, deseo presentarles a Mons. José Adolfo Larregain OFM, obispo, que vino para ayudarme en el servicio pastoral a nuestra Iglesia particular de Corrientes. Junto con todos ustedes le damos, en la casa de nuestra Madre, la más cordial bienvenida. Como decíamos en la oración con la que nos preparábamos para recibirlo: “que el Espíritu Santo lo ilumine y sostenga como padre cercano y sacerdote fiel, nos acerque más a Dios, y nos enseñe la verdad con misericordia”. Junto con él, enviamos un cordial saludo a las autoridades de nuestra provincia y a las de este pueblo de la Virgen, y los encomendamos a Ella para que les alcance sabiduría para gobernar en estos tiempos de crisis.

Con Mons. José Adolfo somos miembros de la familia franciscana, así como lo fue el franciscano Luis de Bolaños, que en el año 1589 trajo la hermosa imagen de la Virgen de Itatí a este lugar, y fue también el fundador de este pueblo de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí. Estos datos históricos y de familia grande, nos llevan a rezar hoy por nuestra Patria, y pedirle a nuestra Tierna Madre de Itatí que nos libre de la pandemia del COVID-19, y sobre todo, que nos proteja de la pandemia de la confusión, de la división y del enfrentamiento en el interior de nuestras familias, en la convivencia de nuestros barrios e instituciones, y en nuestro pueblo argentino que desea vivir en paz y quiere construir una patria fraterna, solidaria y abierta.

Ahora los invito a recogernos, hacer unos momentos de silencio, y sentirnos muy acompañados de la Virgen de Itatí para recordar que Dios nos ama y está siempre dispuesto a perdonar nuestras faltas contra Él y contra nuestro prójimo. Por eso, con toda confianza reconocemos nuestros pecados y pedimos humildemente perdón a Dios.


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