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Día Internacional de la Fraternidad Humana

El 4 de febrero se celebra el Día Internacional de la Fraternidad Humana. En esta jornada, desde la Iglesia Católica se propone profundizar, promover e implementar la Encíclica Fratelli tutti, como ayuda a construir la unidad de la Iglesia. Se propone tener espacios de oración personal y comunitaria, meditando sobre el documento.

La Asamblea General de las Naciones Unidas ha establecido este día con la intención promover la paz, el desarrollo sostenible y movilizar los esfuerzos de la comunidad internacional. El objetivo es la tolerancia, inclusión, comprensión y solidaridad. La resolución reconoce que la fecha ha sido motivada por el encuentro de Su Santidad el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad al-Tayyib, el 4 de febrero de 2019 en Abu Dhabi. Esa reunión llevó a la firma del “Documento de fraternidad humana para la paz mundial y vivir juntos”.

El Papa Francisco celebrará el jueves este primer Día Internacional de la Fraternidad Humana en un evento virtual organizado por el Jeque Mohammed bin Zayed que tendrá lugar en Abu Dhabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos, con la participación del Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, y otras personalidades.

La resolución de la Naciones Unidas al establecer, en diciembre pasado, esta fecha, pretende ayudar a la preocupación por el incremento de actos que incitan al odio religioso y van en contra de la tolerancia y el respeto a la diversidad. También la resolución de la ONU incluye entre sus preocupaciones la crisis de la Covid-19 que destaca la necesidad de una respuesta global a la pandemia. Destaca además, que es importante la educación y la concienciación sobre las diferentes culturas y religiones, respetando a quien las practique.

 

Texto inspirador

El texto inspirador de este Día de la Fraternidad Humana, firmado por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, fue pensado con “sinceridad y seriedad para que sea una declaración común de una voluntad buena y leal, de modo que invite a todas las personas que llevan en el corazón la fe en Dios y la fe en la fraternidad humana a unirse y a trabajar juntas, para que sea una guía para las nuevas generaciones hacia una cultura de respeto recíproco, en la comprensión de la inmensa gracia divina que hace hermanos a todos los seres humanos”. Esta idea inspira la jornada en la que estamos invitados a reflexionar y a comprometer acciones y gestos concretos para lograr esta fraternidad.

Ambos líderes religiosos expresaron en la conclusión, su deseo de que la Declaración sea “una invitación a la reconciliación y a la fraternidad entre todos los creyentes, incluso entre creyentes y no creyentes, y entre todas las personas de buena voluntad; sea un llamamiento a toda conciencia viva que repudia la violencia aberrante y el extremismo ciego; llamamiento a quien ama los valores de la tolerancia y la fraternidad, promovidos y alentados por las religiones; sea un testimonio de la grandeza de la fe en Dios que une los corazones divididos y eleva el espíritu humano”. Y que sea, “un símbolo del abrazo entre Oriente y Occidente, entre el Norte y el Sur y entre todos los que creen que Dios nos ha creado para conocernos, para cooperar entre nosotros y para vivir como hermanos que se aman”.

 

Hermanos todos

La Encíclica Fratelii tutti no solo considera la fraternidad como un instrumento o un ideal; perfila una cultura de fraternidad, que no sea una tendencia o una moda que se desarrolle en el tiempo o en un momento determinado, sino más bien el resultado de actos concretos. Francisco señala que “es necesario desarrollar no solo una espiritualidad de fraternidad, sino al mismo tiempo una organización mundial más eficiente, para ayudar a resolver problemas urgentes”, para que la fraternidad sea un instrumento eficaz en las relaciones internacionales”. (FT, 165)

La Iglesia tiene un papel público que no se agota en sus actividades de asistencia y educación sino que procura la promoción del hombre y la fraternidad universal (FT 276).

Para nosotros, cristianos, el manantial de dignidad humana y de fraternidad está en el Evangelio de Jesucristo. De él surge para el pensamiento Cristiano y para la acción de la Iglesia el primado que se da a la relación, al encuentro con el misterio sagrado del otro, a la comunión universal con la humanidad entera como vocación de todos (FT 277).

 

 

Nota: A la derecha de la página, en “Archivos”, el “Documento de fraternidad humana para la paz mundial y vivir juntos” en formato de Word.

          Como “La Fraternidad Humana en Fratelli tutti”, frases de la Encíclica que pueden ayudar a reflexionar sobre la Jornada.   

          Página oficial sobre el diálogo interreligioso: https://www.pcinterreligious.org/