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Mensaje en el Día Internacional de la Mujer

En el Día Internacional de la Mujer, la Comisión Arquidiocesana de Justicia y Paz saluda a las mujeres que habitan en Corrientes, reconociendo su inalienable dignidad como persona y el valioso aporte que ellas hacen al sostenimiento solidario y eficaz de una sociedad abatida por este contexto socio-histórico.

De igual modo, las sigue acompañando en la reivindicación de sus derechos de persona humana y ciudadana, valorando la necesidad impostergable de que ellas dejen de ser discriminadas o minusvaloradas en los diferentes ámbitos: laborales, políticos, sociales y, aún, eclesiales.

Por eso, afirma con las palabras del Papa Francisco, que "la organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones".

 

Por eso, es necesario seguir buscando caminos para promover la dignidad de la mujer como hija de Dios, creada por Él en igualdad con el varón, reconociéndose ambos de cara uno frente al otro y juntos de cara hacia Dios, fundamento de la doble dirección que posee el ejercicio de todo derecho humano: individual y comunitario.

Y Justicia y Paz sostiene, además, que “el reconocimiento de la dignidad de la Mujer en todas sus dimensiones es un signo de madurez social que no se puede postergar más. En un momento donde se desarrollan numerosos esfuerzos por la afirmación de los derechos de las personas, sin embargo tenemos que seguir lamentando la multiplicidad de casos de violencia que afectan particularmente a las mujeres. Golpean el corazón de los argentinos…, mujeres que padecen por amenazas, humillaciones, golpes, acosos, discriminación, explotación, esclavitud, hasta llegar al extremo lamentable del femicidio.” (Comisión Episcopal de Laicos y Familia).

 

Dice el Papa Francisco “Símbolo de la vida, el cuerpo femenino a menudo es agredido y desfigurado incluso por quienes deberían ser sus custodios y compañeros de vida” (Discurso, 7 de febrero de 2015). Ante esto, se hace necesaria una educación personal y comunitaria sobre el amor, la amistad y las relaciones humanas en general. Y esta educación tiene que darse en las familias, en las iglesias, en las organizaciones sociales, en las aulas… 

En este Día Internacional, también es necesario volver la mirada hacia la creciente feminización de la pobreza que interpela a todos, ciudadanos y gobernantes: “la dolorosa situación de tantas mujeres pobres, obligadas a vivir en condiciones de peligro, de explotación, relegadas al margen de las sociedades y convertidas en víctimas de una cultura del descarte”. (Francisco). Mujeres correntinas que habitan el campo y la ciudad, carentes de lo esencial para sostener una vida digna, ella y sus hijos. Y que sin embargo, muchas de ellas aportan al sostenimiento de otros, con su silencioso trabajo en comedores y organizaciones sociales.

Cada correntino, cada correntina, tiene algo por hacer, Y también, en modo especial, el Estado tiene que salir a dar respuesta eficaz ante la violencia que veja y mata a tantas mujeres y ante la necesidad y el hambre que nacen de la desigualdad y la falta de trabajo.

Siempre “se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar adelante. ¡Qué hermoso es soñar juntos! (…) Solos, se corre el riesgo de tener espejismos…los sueños se construyen juntos” (Fratelli Tutti).

Si se acepta “el gran principio de los derechos que brotan del solo hecho de poseer la inalienable dignidad humana, es posible aceptar el desafío de soñar y pensar otra humanidad” (FT 127). Una humanidad donde la mujer pueda vivir en plenitud, sin miedos, sin discriminaciones, sin violencias, sin muerte.

Considerando esto, Justicia y Paz reafirma, con el Papa Francisco, que otra humanidad es posible e invita a cada uno, a cada una a comprometer sus manos en la siembra de estos nuevos horizontes de igualdad y fraternidad.   

COMISIÓN ARQUIDIOCESANA DE JUSTICIA Y PAZ



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