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7 Y 8 DE AGOSTO

Colecta Anual Diocesana Ñemuasâi, una forma de expresar el amor de hermanos

Como todos los años, el primer fin de semana de agosto se desarrollará la Colecta Anual Diocesana Ñemuasâi del 1%. En el contexto de pandemia, la iniciativa se desarrollará en el contexto de las restricciones sanitarias por la pandemia, de manera virtual.

Las colectas son donaciones de los fieles para ayudar a cubrir las necesidades de la Iglesia, de modo que disponga de lo necesario para el culto, las obras de apostolado y caridad.

En la invitación y animación a participar de la colecta, monseñor Andrés Stanovnik la definió como una forma de expresar el amor entre hermanos.

Este año, se mantiene el lema de la edición anterior: “Hagan todo lo que él les diga”. Hay habilitados medios virtuales de aporte o se pueden acercar las donaciones a las parroquias especificando que el destino es Ñemuasâi.

 

Invitación a ser hermanos

El Arzobispo cada año anima a los fieles de la diócesis a ser generosos con la colecta Ñemuasâi. Habla en esta oportunidad de sentirnos hermanos que, como en toda familia, comparten el amor que cuida.

“Una de las alegrías más grandes que tienen los padres es cuando sus hijos comparten entre ellos, porque los papás sienten que el amor que los une, desborda en los hijos. A Dios, que es Padre, le sucede lo mismo cuando sus hijos y sus hijas, que somos nosotros,  nos cuidamos, compartimos y descubrimos que somos una verdadera familia de hermanos y de hermanas que llamamos Iglesia.

El fin de semana del 7 y 8 de agosto, vamos a tener la oportunidad de expresar ese amor por medio de la Colecta Ñemuasâi.

Ñemuasâi es una hermosa palabra del idioma guaraní que significa extender, expandir, sembrar la semilla como lo hace el sembrador. Es decir, abrir espacios para más vida para todos, y eso sucede cuando nos damos, nos extendemos y compartimos.

María, la Virgen, le dijo a los servidores de la fiesta de bodas, “hagan lo que él les diga”, hagan lo que Jesús les diga. Ella se dirige hoy a nosotros, a cada uno de nosotros sus hijos y sus hijas, para darnos la oportunidad de que nuestro corazón desborde de generosidad y siempre alegría que nace cuando los hermanos  comparten lo que son y lo que tienen.

En nombre de todos aquellos que serán beneficiados por tu generoso aporte en esta colecta: ¡gracias! Y que la bendición de Dios los llene de su paz”.

 

Propuesta del 1%

“Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría”  (2 Cor 9,7). En este sentido, teniendo en cuenta las posibilidades de cada uno y las necesidades de los demás, uno descubre su propia medida de dar, viendo lo que Dios le ha dado y lo que le pide a cada uno.

Lo que se dé en la colecta no se puede improvisar, sacando del bolsillo lo que se tenga o aparezca en ese momento, sino que se debe tener preparado para ofrecérselo a Dios. La magnitud del don tiene que contemplar, por una parte la propia posibilidad, y por otra, la necesidad del que recibe. Esta contemplación es la base de la solidaridad y de la comunión. Debe ser consciente, porque es tiene que ser el fruto de un compromiso interior; y proporcionada, ya que la medida de la ofrenda está dada por las posibilidades y la conciencia de cada uno. Solamente uno mismo puede saber lo que tiene y lo que puede dar. Y en la medida de los posible, debe ser constante; ya que los beneficios que la  Iglesia nos ofrece   (sacramentos, caridad, catequesis…) son constantes. También son constantes sus necesidades.

En el caso de la Colecta Ñemuasâi, la propuesta es sugerirles a todos los fieles que deseen hacer un compromiso serio y responsable, que piensen en la posibilidad de realizar  un criterio concreto de aporte. Se propone donar el 1% de los ingresos mensuales, como expresión de comunión y solidaridad con la obra evangelizadora de la Iglesia, por única vez en el año.

“La idea es ayudar a tomar conciencia a todos los bautizados de la corresponsabilidad en la Obra Evangelizadora, pero respetando su propia conciencia”.

 

Esparcir

Ñemuasâi”, palabra en guaraní, expresión de nuestras profundas raíces cultural-religiosa, en el que la comunión, es un valor vivido en el cotidiano compartir de los miembros de la comunidad.
El vocablo Guaraní se puede escribir de tres maneras diferentes, porque es una palabra oscilante, y este tipo de palabra varía en la raíz.
Moasâi, muasâi, myasâi: significa extender, esparcir, propagar, divulgar.
Ñe: prefijo nasal que se junta con la raíz verbal para formar sustantivos.
Por lo que, ñemuasâi significa; “el esparcir”. (Extraído del diccionario Castellano-Guaraní de Antonio Guasch. S.J.)
“El sembrador que salió a esparcir las semillas...” (Lc. 8,4-15 Parábola del Sembrador)

Es una palabra que invita a la esperanza de vida que llevan las semillas esparcidas en la tierra.
Al colocarle este nombre a la colecta diocesana, se pensó en esparcir la semilla del compartir en el corazón de los fieles, esperando una respuesta generosa, que corresponda a los dones y talentos que Dios esparce en sus fieles para que redunde luego en bien de todos.

 

 



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