PRENSA > NOTICIAS

Tres jóvenes serán consagradas en el Ordo Virginum en la Arquidiócesis de Corrientes

La Iglesia que peregrina en Corrientes vivirá la consagración de tres jóvenes en el Ordo Virginum. El sábado 4 de diciembre, en una ceremonia presidida por el Arzobispo, a las 20, en la Iglesia Catedral, Flavia Gabriela Benítez, Evelin de los Ángeles Garcia, María Cecilia Perfumo, consagrarán su vida a Dios.

Gabriela, quien es profesora de Geografía, eligió para su consagración, un lema tomado del Salmo 37, versículo 4: “Que el Señor sea tu único deleite”. Para Evelin, que es abogada y forma parte de la Pastoral Carcelaria y Vocacional, un reflejo de su camino de fe lo encuentra en la frase del libro de San Juan (3,30) “Es necesario que Él crezca y que yo disminuya”. Cecilia, licenciada en Comercio Internacional, eligió como lema: “Si hoy escucháis Su voz, no endurezcáis el corazón”, del Salmo 94.

El Ordo Virginum, también conocido como el Orden de las Vírgenes Consagradas, es un ritual considerado como una de las primeras formas de vida consagrada femenina en la Iglesia: hablamos de una vocación cuyo origen se remonta a los inicios del cristianismo y por medio del cual las mujeres, sin abandonar sus hogares, se entregaban totalmente a Jesucristo y a la misión evangelizadora

 

Confiar en Dios y amarlo por sobre todo

Cada vocación es única e irrepetible, como los son cada uno de los hijos de Dios. El camino recorrido por cada una de estas tres jóvenes que han elegido el mismo modo de consagrar su vida al Señor ha sido diferente, ha pasado por diversos estadios y procesos.

Gabriela, nació el 15 de septiembre de 1985, en San Roque, departamento de Corrientes. Creció y estudió el colegio primario y secundario en Colonia Pando, de donde es oriunda su familia.

Su familia está integrada por su mamá Irma Nélida Escobar y su papá Primo Adolfo Benítez. Tiene además,  siete hermanos, Marcelo, Edgardo, Leo, Aníbal, Judith, Mariano y Valentina. Además de sus cuñados, conforman su “equipo” familiar, sus sobrinos: Valen, Yeni, Junior, Melina, Delfina y Sebastián.

Luego de terminar el colegio secundario, Gabriela se trasladó a Corrientes para seguir estudiando y buscar su camino. Se recibió de profesora de Geografía en el Instituto de Formación Superior Docente Nº 1.

Desde el año 2009 vive en comunidad con Rita Dylai, también Virgen Consagrada, en el barrio Pirayuí. Allí desarrollan su trabajo pastoral en la Fundación “Familia de Nazaret del Barrio Pirayuí” con el que brindan contención, formación, capacitación y evangelización a las familias, en torno a la capilla San Juan Pablo II e insertas en esa populosa barriada. En la parroquia Nuestra Señora del Valle, Gabriela acompaña a grupos de jóvenes misioneros.

Gabriela, de una fe profunda, genuina y  de una absoluta confianza en Dios, ha elegido como mencionamos antes, el lema: “Que el Señor sea tu único Deleite” (Sal 37,4), porque para ella, “este versículo de la Palabra de Dios resume mi mayor deseo, que es amar a Dios sobre todas las cosas, cumplir su voluntad”.

Ella es reservada, callada, hasta parece tímida, pero cuando habla siempre transmite su frescura y una ternura que llega a todos. En su familia esta cimentada y sostenida su vida de fe, su amor a Jesús y a la Virgen. Su convicción en este camino de entrega a Dios conmueve, su modo sencillo de hablar sobre el amor a los demás, su entrega, son testimonios evidentes de una vocación que se fue confirmando en la experiencia, en las tristezas y dificultades, de las que se afirmó. Es fuerte su compromiso cristiano desde la dimensión social y su dedicación a los jóvenes.

 

La escucha, esencia de mi fe

Cecilia, nació en Corrientes, el 15 junio de 1989. Su familia está compuesta por mamá Esther, papá Luis, su hermano Luis y su tía abuela Ani; a ellos se suma el pequeño Valentino, su sobrino. Cercanos a las vivencias de toda la vida está también su familia más cercana, sus tías: Marta, Nora y Gladys; los tíos José Luis y Raúl; y los primos Verónica, Mariana, Rita, Gonzalo, Martín y Miguel. Ellos, le han regalado además, tres sobrinos: Josefina, Victoria y Bernardo.

Los estudios primarios y secundarios los hizo, en el colegio Sagrado Corazón de Jesús y en el Instituto Monseñor Roubineau. Tras terminar el secundario, estudió en la Universidad Cuenca del Plata donde egresó con el título de Licenciada en Comercio Internacional.

La vida parroquial de Cecilia, donde recibió todos los sacramentos, fue en torno a Sagrado Corazón. Allí, desarrolló su servicio en la liturgia, como Ministro extraordinario de la Comunión, catequista de adultos, y fue parte del Consejo de Asuntos Económicos.

Por otro lado, también ha tenido la oportunidad de participar en diferentes actividades diocesanas, en cada una con un rol diferente.

Cecilia es una persona muy activa, siempre predispuesta y con la mano tendida para ayudar. Reservada con sus sentimientos, preocupaciones, pero con una gran sensibilidad. El camino recorrido junto al Señor a lo largo de su vida, aún en momentos de dificultad, la ha llevado a vivir este momento con una convicción firme en el deseo de consagrar su vida a Dios, y a su Iglesia. La alegría es una constante en su forma de relacionarse con los demás, conciliadora aunque no por ello, deja de lado lo que piensa; servicial, atenta a las necesidades de los demás y muy respetuosa de sus tiempos y momentos de encuentro con el Señor.

“Si hoy escucháis Su voz, no endurezcáis el corazón” (Salmo 94), es el lema que eligió Cecilia para vivir su consagración. Es una frase repetida en sus oraciones desde hace mucho tiempo. 

“Escucháis. La escucha es la esencia de mi fe, siento que toda fe comienza desde la escucha; el primer mandamiento es “Shema Israel” que quiere decir “Escucha Israel”…la Palabra de Dios es para el corazón humano, lo penetra y lo transforma, lo nutre. Si nuestro corazón escucha a Dios, sólo lo bueno podrá salir de él”, explica Cecilia. Y agrega, “me lo digo a mi misma, y haciendo de este lema mi vida, quiero que los demás puedan también abrir los oídos del corazón y dejar que la Palabra de Dios les dé vida y sentido a cada instante de su existir”.

En cuanto a la palabra “hoy”, destaca que “Dios se nos revela por su Palabra hoy, y ese hoy es cada momento, es todo el tiempo. Y “Corazón”, me significa amor, y es justamente Aquel que nos amó primero, quien nos habla y nos invita a que no endurezcamos nuestro corazón y nos dispongamos a escucharlo”.

 

La gracia de escuchar Su voz

El 2 de agosto de 1982 nació Evelin, en Laguna Blanca, Formosa. Desde hace varios años vive en Corrientes. Su familia está compuesta por su papá Hermogenes Garcia Romero (quien falleció hace algunas semanas), su mamá Hilaria González y sus nueve hermanos: Teodocio, Myrian, Delia, Nilda, Irma, Luis, Ángel, Daniel y Roberto.

“Estudie en Corrientes Capital y me recibí de Abogada, Escribana y Procuradora Nacional. Actualmente ejerzo la abogacía en el ámbito civil y dentro del Tribunal de la Iglesia formo parte de los abogados patrocinantes que entienden en causas de nulidad matrimonial”, contó Evelin sobre sus estudios y su vida laboral.

Además, compartió cuáles son las actividades pastorales: “Formo parte de la Pastoral Carcelaria del cual actualmente soy secretaria, visitamos las distintas unidades penales y también como parte de la actividad pastoral doy catequesis en la Escuela de Cadetes del Servicio Penitenciario Provincial “Dr. Lisandro Segovia”. También, “integro la pastoral Vocacional en el área de oración y adoración por las vocaciones”. A su vez, “integro la Comisión Arquidiocesana para el cuidado de niños, niñas, adolescentes y personas vulnerables”.

Evelin está inserta en su comunidad parroquial, Santa María de los Ángeles, donde está a cargo de la coordinación general de la parroquia e integra el Consejo Pastoral.

El lema que elegí para mi consagración es: “Es necesario que Él crezca y que yo disminuya” (Jn. 3,30). Este lema significa para mí un regalo de oración que Dios me regalo no solo para el día de mi consagración sino para toda mi vida. Jesús debe crecer en mi corazón, en mi familia, mis amigos, mi comunidad, mi trabajo y donde  quiera que Él me envié y para ello es necesario que ÉL crezca y que yo disminuya”, explica Evelin.

“Él me dio la gracia de escuchar su voz y poder responder a su llamado consagrando mi vida a Dios y a la Iglesia al servicio de los hermanos”, asegura.

El lema, “también es significativo para mí ya que son palabras de Juan el Bautista a quien admiro por su entrega, él ayudo a preparar el camino del Señor y creo que también Jesús me llama a preparar el camino para que Él sea el centro en la vida de mis hermanos a los que me envié y deseo con la intercesión de Juan el Bautista poder dar testimonio de Jesús con mi propia entrega”, dijo Evelin.

De una fe asentada en bases sólidas, con un fuerte sentido de familia, con un deseo profundo de servir a Dios, sobre todo, a través de los hermanos marginados, olvidados, Evelin es testimonio de una espiritualidad con la mirada puesta en el cielo, pero con los pies en la tierra. Con un corazón arraigado en su servicio en la pastoral Carcelaria, donde siente que se encuentra con Jesús, tanto en los hermanos privados de su libertad como en cada agente que trabaja con ellos. Sincera, calidad y siempre predispuesta, ella evidencia su entrega a Dios a través de la confianza en él, aún en momentos de tristezas o dificultades. 



ARCHIVOS