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En clima de alegría y familia se vivió el inicio del ciclo lectivo en “La Encarnación”

Con mucha alegría se desarrolló la apertura del ciclo lectivo 2022 del Seminario Interdiocesano “La Encarnación”. Los Obispos de la región que acompañaron a los jóvenes que ingresan y a quienes continúan su formación, destacaron el espíritu de familia que se vive en la celebración eucarística de inicio cada año. Tres son los jóvenes ingresantes de la Arquidiócesis que se suman a los restantes 17 seminaristas de Corrientes. El Arzobispo de Resistencia destacó que la vocación sacerdotal es seguimiento a Jesús, caminar en fraternidad y estar al servicio de los hermanos y que es peligroso creer que es una función que ejercer o un simple objetivo por alcanzar en la vida.

De la Santa Misa, que tras las restricciones de la pandemia, se volvió a celebrar junto a familias y comunidades en el patio del Seminario, participaron monseñor Andrés Stanovnik y monseñor José Adolfo Larregain; y varios sacerdotes correntinos. Además, estuvieron presentes el Obispo anfitrión, monseñor Ramón Dus que presidió la eucaristía y pronunció la homilía; monseñor José Vicente Conejero  de Formosa, monseñor Gustavo Montini de Santo Tomér, monseñor José Macín de Reconquista, monseñor Adolfo Canecín de Goya y el emérito goyano, monseñor Ricardo Faifer. Participaron, más de cincuenta sacerodotes de la Región Pastoral NEA. 

Fabricio Elías Cardozo, dea la comunidad de San Cosme; Ramón Antonio Nuñez, de San Luis del Palmar y Joaquín Sebastián Pavón, de la parroquia San Juan Bautista son los tres jóvenes ingresantes de Corrientes. También ingresaron jóvenes de Reconquista, Formosa, Santo Tomé y Resistencia.

Decenas de familias de los seminaristas y grupos de sus comunidades participaron de la Santa Misa y luego hubo un compartir fraterno junto a los seminaristas, los Obispos y sacerdotes presentes.

Son trece los seminaristas correntinos que continúan su formación, Ariel Florentin, Albaro Fernández, Agustín Díaz, Rubén Benítez, Germán Escobar, Máximo Holstein, Ignacio Hernández, Matías Colodro, Sebastián Ramírez, José Barrientos, Cristian Correa, Marcelo Miño y Germán Rodríguez. A ellos se suman los seminaristas de Corrientes del Seminario Misionero Arquidiocesano Internacional “Redemptoris Mater”, que cursan materias en “La Encarnación”. Ellos son Andrés Feijó, Ignacio Pérez Delgado, José Roberto González Martínez, Juan Ignacio Ripa Alsina, Juan Pablo Cruz Rodríguez, Efrain Medina Arroyave y  Alejandro Gómez Fonnegra.

Fue monseñor Dus quien tuvo a cargo la predicación. Entre otras cosas, destacó, tomando frases del Papa Francisco a los sacerdotes, que la vocación sacerdotal es seguimiento a Jesús, caminar en fraternidad y estar al servicio de los hermanos y que es peligroso creer que es una función que ejercer o un simple objetivo por alcanzar en la vida.

Tras agradecer la presencia de familiares y comunidades, y expresar la alegría y el profundo agradecimiento de los Obispos por la presencia y el acompañamiento a los jóvenes, recordó un pensamiento que últimamente Francisco dirigió a los sacerdotes. “La vida del sacerdote es ante todo una historia de salvación de un bautizado”, dijo; y señaló, “nosotros a veces olvidamos el bautismo, y el sacerdocio se convierte entonces, en una función. Caemos en el funcionalismo y eso, es realmente peligroso para nosotros”.

Entonces, decía Francisco, “el camino sacerdotal  y el camino que también pasa por el seminario, tiene esta dinámica y este itinerario, es la realización de una gracia que hemos recibido todos en el bautismo; y que justamente nos sitúa que, en primer lugar, que estamos llamados a compartir juntos el camino con Jesús. Es decir, seguir sus pasos, es decir, a buscar juntos la santidad. Que siempre nos quedará lejos, pero la construimos con otros caminando, como bautizados.  Desde ahí, significa que, para ser sacerdote es necesario re evangelizarnos siempre. Y esto no es una realidad adquirida, ni para los Obispos, ni para los sacerdotes, ni tampoco para simplemente pasar unos años en el seminario. El camino de realización del bautismo es una reevangelización continua siguiendo a Jesús, siguiendo sus palabras. Con el deseo de buscar siempre, algo más”, expresó.

Toda vocación y “esta vocación específica que queremos seguir – dijo el Arzobispo de Resistencia-, siempre necesita someterse a este discernimiento continuo: si como discípulo de Jesús me dejo evangelizar por él, por su Palabra, por el camino de fraternidad con los otros; por esa comunión con Dios que cuando es real, la testimonio en relación con los demás, en la vida concreta”.

Para monseñor Dus, la vocación al sacerdocio no es simplemente un objetivo a alcanzar, “sino una gracia que recibimos de este camino para saber servir mejor, ahí donde Dios nos ha llamado con la generosidad que parte de su corazón. Y este seguimiento a Jesús, es también una aceptación de nosotros mismos, de nuestra realidad, de nuestras familias, de nuestras diócesis y comunidades, de las cuales el Señor nos llama y a las cuales el Señor nos envía”. Como decía, “no es un objetivo a alcanzar para situarme de un modo especial o en un estatus de vida en relación con los otros, sino, realmente, para encontrar el camino de abajamiento y de servicio por amor como lo hizo Jesús”.

“Para nosotros el sacerdocio, es una gracia para servir mejor a Jesús y a nuestros hermanos, y a nuestra Iglesia concreta, a este santo pueblo de Dios. Este servicio a nuestro pueblo, es el que nos exige una fidelidad siempre más grande, más honesta, más sincera”, señaló.

Y modo de consejo por la experiencia vivida, el Arzobispo expresó que “es necesario cultivarnos en esa cercanía a Dios que nos lleva a la comunión más profunda; una cercanía a los Obispos como Iglesia, recíprocamente, para acompañarnos y saber discernir la voluntad de Dios que también pasa por compartir, por la comunión, por el exponer libremente nuestro pensamiento y encontrar juntos esa voz del Espíritu que es el que armoniza nuestro camino”. Y aclaró, “esa armonía espiritual se expresa en la fraternidad. Una fraternidad que debemos conquistar siempre, que nos pide abnegación, sabernos sobrellevar mutuamente por Jesús, y recíprocamente ayudarnos a caminar”.

Y como reflexión para los jóvenes que se forman para el ministerio, les mencionó que en el seminario “nos preparamos para recibir una gracia que viene mediada a través de la Iglesia y que el Señor no niega nunca al que se dispone de corazón, al que se deja conducir. Ese es el gozo, nuestra vida entregada, cuando uno descubre que el señor nos llama”.

El rector del Seminario, el padre Raúl Taibo, dio formalmente la bienvenida a los jóvenes ingresantes. Destacó y agradeció el acompañamiento de los Obispos de sus diócesis, de las familias y comunidades. Deseo un bueno desarrollo de actividades para los estudiantes y formadores, y encomendó a todos a los cuidados de la Virgen de Itatí y los patronos de las distintas Iglesias particulares.