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Una Iglesia viva que desde Itatí, se renueva y fortalece

Itatí es el pueblo faro de la Iglesia que peregrina en el NEA porque allí se encuentra el Santuario de Nuestra Tierna Madre. Como hace más de cien años, miles de almas peregrinan hasta su casa para gradecer, para pedir, para cumplir promesas. Este fin de semana, alrededor de 300 mil personas se congregaron en torno a la Basílica, para expresar que “junto a María, nos volvemos a encontrar como Iglesia sinodal” en el marco de la XLIII Peregrinación Juvenil.

El sábado, desde muy temprano, jóvenes de toda la región emprendieron su caminar para transitar los 72 kilómetros que separan la Capital de Corrientes de la localidad de Itatí. Oficialmente, a partir de las 12, las diez diócesis del Nea iniciaron su peregrinar colmando de jóvenes caminantes la ruta.   

Pero esta, no es sólo una peregrinación juvenil, porque, si bien es cierto que en su gran mayoría, unos doscientos mil, son jóvenes los que caminan; junto a ellos, a la vera del camino, peregrinan miles de personas más como apoyo y asistiéndolos en sus necesidades.

Entonces, lo vivido el fin de semana, fue un verdadero acontecimiento de Iglesia. Miles de móviles de apoyo, con personas de todas las edades de cada comunidad, transitaron a la par de los caminantes. Desde allí acercaban el agua, los alimentos, los medicamentos o prestaban asistencia médica o algún que otro bienvenido masaje; también animaban con música y oraciones.

Lo vivido el fin de semana fue una expresión de la más extraordinaria manifestación de fe, del amor más entrañable a la Tierna Madre; y una demostración de que está Iglesia está viva, y que se renueva y fortalece.

Ya en el pueblo de la Virgen, desbordado de vehículos y colectivos con carteles de decenas de parroquias de toda la región y de miles de peregrinos, las expresiones de los rostros, las manos unidas en plegarias, la alegría y emoción al estar frente a la imagen de María de Itatí, daban muestras claras de la fe inquebrantable de este pueblo. Tras dos años de pérdidas y tristezas, volver a la casa de Ella, que enseña como tener “un corazón puro, humilde y prudente” y un “gran amor a su divino hijo Jesús” y a “hacer siempre su voluntad”, renueva la esperanza de toda la Iglesia.

La mesa del altar, la celebración de la eucaristía, fue el momento culmen de todo el extraordinario fin de semana. Se realizó en el atrio del templo y fue presidida por el Obispo Metropolitano, monseñor Andrés Stanovnik, y concelebrada por el Arzobispo de Resistencia, monseñor Ramón Dus; y por los Obispos de Reconquista, monseñor José Macín; de Santo Tomé, monseñor Gustavo Montini; de San Roque, monseñor Hugo Barbaro; de Goya, monseñor Adolfo Canecin; de Formosa, monseñor José Vicente Conejero; de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez.

Como todos los años, durante la Misa, dos jóvenes leyeron el manifiesto en el que expresaron su mirada de la realidad y de la Iglesia. Luego, los jóvenes de la diócesis de Oberá hicieron el traspaso de la imagen de la Virgen, que recorre las Diócesis del NEA a los jóvenes de la diócesis de Resistencia.



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