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La Iglesia en Argentina avanza fraternalmente a la luz del Sínodo universal

Con el propósito de profundizar el camino que vamos desarrollando en la Argentina, luego de lo acontecido en la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo, hemos compartido un nuevo encuentro con las y los delegados diocesanos; lo hemos hecho con el fin de discernir juntos los pasos a dar en el camino sinodal en la Argentina luego de la síntesis que se ofreció al finalizar la Asamblea del Sinodal acontecida en Roma en octubre pasado.

La reunión inició naturalmente con la cálida bienvenida a los nuevos delegados; posteriormente se dio lugar al repaso de los pasos dados.

Han participado de este encuentro, que se realizó vía Zoom, el cardenal Ángel Rossi (arzobispo de Córdoba), monseñor Oscar Ojea (obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina) y monseñor Marcelo Colombo (arzobispo de Mendoza y vicepresidente I del Episcopado), quienes con la asistencia del padre Matías Taricco (subsecretario de la CEA) han compartido sus semblanzas a la luz de la Asamblea Sinodal.

Monseñor Ojea expresó:

“Hemos vivido esta Asamblea General como un verdadero privilegio, los llevábamos en el corazón sabiendo que teníamos la responsabilidad de contar con sus deseos e intenciones, propuestas y sentimientos. Ahora entramos en esta etapa nueva que representa la devolución sobre la síntesis que se ha alcanzado luego de este mes intenso de trabajo. Lo hacemos con muchísimo entusiasmo, escuchando al Espíritu Santo, la Iglesia como camino quiere adquirir este estilo sinodal y grabarlo para siempre en el corazón”.

“El Sínodo ha sido una profunda experiencia de escucha activa y de contacto con la diversidad. Una diversidad propia de todas las culturas en la que se encuentra encarnada la Iglesia católica en todo el mundo. Fue un encuentro multicultural y pluricultural”. “La unidad no es uniformidad, la unidad es armonía, por eso el Espíritu Santo es definido como la armonía; en esto insiste el Papa Francisco; así es que el desafío grande fue escuchar al Espíritu en medio de tantas diversidades, miradas, opiniones, sensibilidades y pensamientos;”.

“Trabajamos a la luz de lo escuchado; hubo una revalorización de la gracia del Bautismo que nos hace responsables del destino y futuro de la Iglesia animados por un mismo Espíritu”.

“Reflexionamos sobre el tema de la autoridad, destacando que la autoridad, en su sentido más radical, no tiene que ser competitiva sino complementaria; por eso Jesús hablaba como quien tiene autoridad y no como los Escribas”. “La realidad mundial estuvo continuamente presente en la Sínodo. Las guerras, la vocación por la paz, el drama de los migrantes, el flagelo de los abusos y el clericalismo y por supuesto la oración. La Iglesia es misión, la Iglesia es evangelización; evangelizar también es el respeto por la otra cultura”.

El padre obispo Marcelo Colombo destacó:

“Destacó la experiencia eclesial que significó el Sínodo, destaco las novedades de la vida de la iglesia que tiene una diversidad en cuanto a la extensión de esas novedades en los distintos continentes; algunos aspectos a resaltar para la historia de los sínodos lo ha sido la participación de los laicos; un 25% con derecho a voto, parte de la experiencia novedosa de sentirse protagonista a todos los efectos. La circularidad de las mesas que nos daba un tono de atención permanente”.

“Algunas experiencias tenían que ver con los testimonios que se daban en las congregaciones generales. El tono de la circularidad de la mesa nos permitió ir conociéndonos. Destaco también el tema migratorio, la realidad de la juventud y la participación de la mujer, su lugar en la Iglesia, un lugar con un carisma específico. También trabajamos sobre el tema del Sínodo digital”.

“La Asamblea contó con una dinámica y método de aprobación por consensos que nos representó una secuencia muy rica e interesante”.

El arzobispo de Córdoba compartió:

“Remarco el ambiente y el sentido de Espíritu visible que encontramos en el Sínodo, aún en las diferencias había una especie de vinculo invisible que nos hacía bien”.

“La presencia del Papa en el Sínodo fue un símbolo, en total sencillez e inédito”.

“Muchas personas expresaban su gratitud y sorpresa por poder expresarse, por poder hablar, con la particularidad de este Sínodo que nos permite escuchar y hablar. A la hora de pensar la Iglesia hay que ponerse en el lugar del otro”.

“La tema y la palabra Misión fue una de las palabras más combativas, allí el sentido evangélico es clarísimo; debemos escuchar significativamente para poder abordar la conversación en el espíritu, no la conversación espiritual sino en el espíritu, abrir el corazón, poder tomar la idea del otro. Debemos dar una respuesta a la Iglesia en este tiempo”.

“El Sínodo marco el espíritu de oración. Cada día comenzábamos rezando y compartiendo también el silencio”.

“Uno de los puntos principales del Sínodo fue el ensayo, el discernimiento comunitario, buscando la voluntad de Dios a la luz de escuchar, de concatenar, de rezar y el discernimiento de escuchar “.

“Un mes arduo, de mucha riqueza. La realidad se encarnó en los gestos y figura del Papa, una Iglesia que abraza el dolor”.

Luego de este momento compartido junto a tres de los cinco obispos que representan al Episcopado argentino, continuamos la reunión. Dos miembros del Equipo de Animación presentaron las líneas fundamentales del Informe de Síntesis aprobado por la primera sesión de la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo.

El camino sinodal es un sendero de retroalimentación a través del cual las iglesias locales profundizan su discernimiento, representando así un continuo descubrimiento. Con el objetivo de poder continuar este proceso de restitución que el camino sinodal nos propone, el Equipo de Animación formuló una hoja de ruta que asume el material enviado desde la Secretaria General del Sínodo para esta nueva etapa previa a la II sesión de octubre del 2024.

Esta hoja de ruta propone que cada Iglesia local, a la luz de sus propias experiencias y vivencias y teniendo como referencia el Informe de Síntesis, reflexione sobre el modo como el camino sinodal se va concretando en su realidad, descubriendo también qué aspectos quedan pendientes para su realización. Se abre así con esta reunión un tiempo prudencial hasta la Pascua para que cada Iglesia, a través de sus organismos e instancias de participación, pueda procesar las consultas a sus comunidades brindando a la Iglesia argentina una relación de este proceso diocesano, de modo que, en una nueva síntesis nacional, podamos ofrecerlo a la Iglesia universal.

Finalmente se hizo hincapié en que el Sínodo se concretiza no solamente en las reuniones de los obispos, sino que es fruto de un arduo trabajo previo del cual los delegados diocesanos son un pilar fundamental en cada Iglesia local. Esta acción se encuentra naturalmente animada por los obispos y por los delegados diocesanos, quienes llevan adelante hacer concreto el Sínodo en cada comunidad, en cada diócesis.

Una Iglesia sinodal es también una iglesia en misión, sigamos caminando juntos en este sendero.

A continuación, compartimos una serie de imágenes correspondientes a este fraterno encuentro.

Por el Equipo Sinodal, Iglesia Argentina - CEA



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