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Todos los años, durante la Misa central de la Peregrinación Juvenil del NEA a Itatí, los jóvenes comparten un manifiesto en el que expresan su realidad desde su andar en la fe y también, de su contexto social.
Compartimo el texto leido por los jóvenes en el Santuario de la Tierna Madre de Itatí:
"Querida María de Itatí, madre de esperanza gracias por este nuevo año de peregrinación.
Hoy, en la 46° Peregrinación del NEA a tus pies, levantamos juntos nuestras voces y nuestros corazones. Somos jóvenes peregrinos que elegimos creer en la esperanza. Este año celebramos también los 40 años del Seminario de la Encarnación, semilla fecunda que sigue regalando a la Iglesia pastores para el pueblo de Dios.
Sabemos que muchas veces nosotros, los jóvenes, cargamos con la incertidumbre del futuro, que nuestros sueños se apagan por la tristeza, el cansancio, la presión o el miedo a no ser suficientes. Hay quienes viven atrapados en el desgano, detrás de una pantalla, sin fuerzas para caminar. Pero hoy, desde este lugar sagrado, escuchamos una voz clara que nos llama:
“¡Ánimo, levántate! Él te llama.” (Mc 10,49)
Como Bartimeo, queremos dejar atrás nuestras falsas seguridades y caminar hacia el Corazón abierto de Cristo, que nos sana, nos espera sin condiciones y nos devuelve la dignidad. Porque su Corazón es donación, encuentro y vida nueva.
María, Madre nuestra, gracias por enseñarnos que el corazón no es debilidad, sino fuerza; que la ternura es revolución. Queremos vivir con alegría, amar sin medida, tender puentes y no muros, abrazar al que sufre, escuchar con sinceridad, cuidar la creación y redescubrir la belleza de la oración.
Sabemos que el camino cansa, pero preferimos —como dice el Papa Francisco— “el cansancio de quien está en camino antes que el hastío de quien permanece detenido”. Por eso seguimos adelante, sostenidos por la Eucaristía, nuestro pan de cada día y “autopista al cielo”, como nos recuerda Carlo Acutis.
Enséñanos madre, que la vida no es pasar por lugares, sino hacer camino con sentido, buscando a Dios en lo profundo, dejándonos tocar por la realidad de los demás.
Como jóvenes peregrinos del NEA que llegamos a tus pies tierna Madre de Itatí, levantamos la voz y el corazón para decir juntos: ¡creemos en la esperanza! Y desde este lugar santo proclamamos:
✔ Queremos caminar con alegría y compromiso.
✔ Queremos ser jóvenes con corazón de carne, capaces de soñar en grande.
✔ Queremos construir un mundo más justo y fraterno.
✔ Queremos que nadie se sienta solo ni descartado.
✔ Queremos que la vocación sea respuesta de amor: en la vida consagrada, en el sacerdocio, en la familia, en el servicio cotidiano.
✔ Queremos ser peregrinos de esperanza y no turistas de la vida."
¡Gracias, Virgen de Itatí, por esperarnos con ternura y enviarnos en misión!
NOTA: A la derecha de la página, en Archivos, el texto del Manifiesto en PDF